miércoles, 4 de septiembre de 2013

Ha llegado el momento. Ha pasado todo tan rápido. El tiempo vuela, y en este vuelo que es mi vida no me puedo quejar de compañías.

Una etapa queda atrás, c'est fini, años que nunca podre olvidar, en los que me habéis enseñado a crecer, a ir caminado paso a paso por este rio que es la vida, sin dudar en orientarme si por la deriva me dejaba llevar. Sois como pequeñas brújulas, sin las que, sin duda, hace tiempo habría perdido el norte, el sur e incluso el este. Este por donde el sol sale cada mañana, y el oeste por donde se pone cada noche, pero incluso en las noches mas cerradas me habéis alumbrado como nadie. Y gracias a mi suerte por tan buenos luceros por encontraros a tiempo para vivir todo esto. Para conoceros y que me conocierais. Para reíros y lloraros y serviros de pilar en ocasiones o de simple compañía en otras.

Ahora otra etapa comienza, cada una en una punta, no puedo evitar derramar alguna lágrima al pensarlo, vamos cayendo poco a poco, nuevo día nueva despedida, hasta pronto, el siguiente más nervioso que el anterior por no saber que nos espera, no saber que será de nosotros, si hemos hecho la elección correcta, si nos arrepentiremos de algo, si volveremos pronto al fin del mar, a este pueblo del que tanto nos quejamos y del que ahora tanto nos cuesta irnos, o si, por el contrario todo nos saldrá como esperamos. No sabemos lo que pasará en un futuro, yo solo se que a partir del domingo 8 de septiembre estaré en la calle Santiago de Chile, por si necesitáis algo y que no podemos hacer mas que currárnoslo por vivir en el mundo que nos merecemos. Pero si en algo voy a esforzarme es en cuidaros, en asegurarme que en esos sitios a los que os vais os traten tan bien como os mereceis y sobretodo en no perderos, porque sois lo mejor de todo lo que me he cruzado en 18 años.
Que mas puedo pedir? No me faltéis nunca.